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Hace 150,000 años sucedió algo que salvó a nuestros ancestros de la extinción, pero tambien empezó el proceso que gradualmente nos convertiría en homo-sapiens. El hombre primitivo, debido a la escasez de alimentos, comenzó a comer unos pequeños crustáceos de los lagos de África Occidental. Éstos eran ricos en Omega-3, específicamente en DHA y EPA. Se cree que esto cambió la alimentación y fomentó el crecimiento de la corteza frontal del cerebro. 50,000 años más tarde, nuestros ancestros salieron de África a poblar el mundo, el resto es historia.

Los Omega-3, al igual que los Omega 6, son un grupo de grasas que se consideran esenciales; nuestro cuerpo las necesita pero no las produce, por lo que deben ser suministradas por la dieta. El problema de la dieta moderna es que ingerimos hasta 30 veces más Omega 6 que Omega 3. La dieta pre-histórica era algo más cercano al 1:1. La importancia de todo esto radica en que las grasas no sólo son fuente de energía o “chichos”, sino que son importantes mediadores hormonales.

Los Omega 6 son principalmente pro-inflamatorios, promueven la coagulación, son vaso constrictores, deprimen el sistema inmunológico, entre otras cosas. Los Omega 3 hacen todo lo contrario. Ahora, antes de que empecemos a demonizar los Omega 6, debemos entender que todo es una cuestión de balance. Sin Omega 6, al cortarte te desangrarías hasta morir o tu presión sanguínea bajaría tanto que caerías como una guanábana.

Efectos del Omega 3 durante la lactancia

Los Omega 3 de pescado ayudan prácticamente en todas las enfermedades conocidas; mejoran la salud de las membranas celulares, enciende los genes lipolíticos (queman grasa), apaga los genes lipogénicos (almacenan grasa), mejora la salud cardiovascular, aumenta el uso de grasa como fuente de energía, reduce la inflamación, reduce el dolor, mejora el flujo sanguíneo al cerebro, aumenta los niveles de serotonina, reduce la presión arterial, inhibe la producción de hormonas de estrés, estimula las enzimas de la carnitina, bloquea la absorción de azúcar entre otros… ¿Querías mas? ¿Que tal algo así como que el consumo de Omega 3 durante el embarazo y la niñez esta relacionado con más inteligencia?

Cómo ingerir Omega 3

Entre las cosas que podemos y debemos hacer para rebalancear nuestra ingesta de grasas está:

–          Eliminar todas las grasas trans de nuestra dieta (adiós margarina)-          Eliminar el uso de aceites vegetales para cocinar (soya, maíz, girasol) –          Comer huevos con Omega 3 (de venta en todos los súper) –          Comer más salmón y sardinas –          Comer carnes alimentadas con pasto (carne criolla) –          Comer más vegetales de hojas verdes –          Consumir semillas de lino (linasa) frescas con las batidas de proteína  –          Tener una alimentación basada en carnes magras, vegetales y frutas 

–          Usar un buen suplemento de Omega 3 (aceite de pescado o de crustáceos, no vegetal). 

¿Y qué de los suplementos?

Debes procurar consumir productos de calidad farmacéutica, libres de contaminantes y toxinas. La cantidad mínima recomendada de Omega 3 para ver resultados, es de aproximadamente unos 2 gramos al día de aceites de pescado.

Omega 3 de alta concentración

La cantidad ideal, siempre y cuando tu presupuesto lo permita, es de unos 0.15 g por libra de peso. Ahora, mientras más enfermo, mas fuera de forma, mas gordo estés, más Omega 3 necesitas. Si hay un sólo suplemento que debería ser siempre consumido por todo el mundo, es éste, sin importar género ni edad. Por último, no olvides que: “una alimentación basada en harinas y derivados, reduce drásticamente los beneficios de la ingestión de Omega 3.

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